lunes, 28 de marzo de 2011

SATURNO DEVORANDO A SUS HIJOS (GOYA)

La obra que vamos a comentar se titula "Saturno devorando a sus hijos", pintura entre 1820 y 1823 por Francisco de Goya en la planta baja de su casa conocida como "la Quinta del sordo". La técnica utilizada por Goya es óleo a secco, es decir óleo sobre la pared, traspasada posteriormente a lienzo para su exposición en el Museo del Prado. Goya coincide en el tiempo con el Neoclasicismo, sin embargo este trabajo sale fuera de lo común, no se enclava en ningún movimiento artístico del momento.

Según la mitología, el dios Saturno o Cronos debía eliminar a todos sus hijos para evitar que lo destronaran. Así, cuando nacían de su mujer, Cibeles, él directamente se los comía. Sin embargo, su mujer, tras nacer Júpiter y Juno, tan sólo le mostró al padre la segunda poniendo en lugar de Júpiter una piedra que vistió en forma de muñeca. Saturno, persuadido por el engaño, se comió la piedra mientras que Cibeles hizo criar secretamente a Júpiter en la isla de Creta. Finalmente, cumpliéndose la profecía Júpiter destronó a su padre convirtiéndose en el padre de los dioses.

De fondo negro, nos representa de cuerpo entero a un personaje desdibujado, cuya deformidad es evidente y que produce mucho más dramatismo en la escena. Así, otro elemento que representa dicha crueldad es que apenas es dibujo, sino una simple mancha que sale de la nada oscura. Goya representa al dios como un verdadero monstruo, con unos ojos saltones y atormentados, locos de ira. Así, representa al tiempo como un animal inexplicable que nos devora. Sería una imagen del tiempo melancólica por parte de Goya, que ya mayor, representa su nostalgia del tiempo pasado. Se trata de una pintura muy cruel, llena de dramatismo, sobre todo visto en dos puntos: la boca del dios desgarrando la carne de su propio hijo y la mancha de color representado la sangre. Esta última es verdaderamente desconcertante, ya que es una simple mancha, sin dibujo, resaltando el carácter espontáneo.

Goya en estas obras se muestra como un pintor revolucionario, que prescinde del dibujo que es sustituido por grandes manchas de pintura. Las formas monstruosas de brujas y monstruos, como el del cuadro que estamos comentamos, muestra la visión más oscura del Ser Humano. Visión que se acentúa en Goya con el paso de los años, fruto de su sordera que lo aísla del mundo y de su experiencia durante la Guerra de la Independencia contra los franceses.

Las llamadas "pinturas negras" de Goya, no sólo por la tonalidades oscuras dominantes sino por la temática elegida por el autor, nos muestran por un lado a un pintor revolucionario que se aleja de cualquier academicismo y, por otro lado, se nos presenta como una persona con una visión tremendamente pesimista del Ser Humano. Esta etapa se considera precursora en casi un siglo del movimiento expresionista que se dará en los primeros años del siglo XX

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