lunes, 28 de marzo de 2011

LA FAMILIA DE CARLOS IV (GOYA)

La diapositiva a comentar es “La Familia de Carlos IV” del pintor Francisco de Goya. Es una de las obras más importantes del pintor español, es el estilo neoclásico el que se desarrolla en este momento sin embargo Goya no obedeció a ninguna corriente concreta, lo pintó desde la primavera al verano de 1800 en Aranjuez. Actualmente se encuentra en el Museo del Prado, en Madrid.

La familia de Carlos IV queda retrata recordando otro importante retrato real: Las Meninas de Velázquez. Goya hace se inspira en Velázquez autorretratándose a la izquierda del cuadro, a su lado se distribuye por grupos la familia, se pueden distinguir a los integrantes más importantes: en el centro la reina con sus dos hijos pequeños y a su izquierda el rey Carlos IV, detrás de éste, hermanos e hija del rey con sus cónyuges e hijos; en la parte izquierda del lienzo aparece su hijo, el futuro rey Fernando VII, Carlos Mª Isidro, la Infanta Mª Josefa, un personaje femenino con la cabeza vuelta que estaría preparado para pintar en el futuro la cara de la esposa del heredero; detrás en la penumbra se autorretrata Goya. Las señoras son representadas luciendo los vestidos de corte imperio y rematados con bordados y de ricas telas, y los hombres muestran sus galas con condecoraciones y bandas de diferentes ordenes.

El poderoso contraste lumínico aporta gran expresividad y centra nuestra atención sobre tres personajes: el rey, la reina y el infante Fernando (futuro rey Fernando VII), los tres personajes más importante de la Corte. Con esto, Goya quería resaltar el fuerte carácter dominante de la reina Mª Luisa que manejaba el estado a través del valido Godoy ( eran famosas las infidelidades del primer ministro y la monarca). Mientras, el rey aparece bonachón y distraído. Aunque pinta a los personajes con gran realismo y, por tanto, poco agraciados, no parece que quisiera caricaturizar a los reyes, que le habían hecho el encargo. La poca profundidad de la obra, la desorganización de los personajes y el juego de luces y sombras transmiten agobio y negatividad, efecto que quería transmitir el pintor al hablar de la realeza. A pesar de esta crítica, los monarcas mostraron entusiasmo al ver la obra.

Goya utiliza una pincelada suelta, como es propio de él. Usa una gama cromática brillante, como corresponde a su primera etapa. Destaca, sobre todo, el colorido de las vestiduras, en las que brillan los brillos de las sedas y las bandas. La pintura refleja un equilibrio entre la serenidad neoclásica reconocida en la disposición de las figuras, y la intensidad expresiva de estilos posteriores.

Es una de las obras maestras de la pintura de Goya, su visión subjetiva de los hechos lo convierte en un precursor de la pintura posterior a su época. Los retratos de Goya destacan por la captación de la psicológica de los personajes.

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