viernes, 4 de febrero de 2011

LA GIOCONDA (LEONARDO)

La imagen a comentar es la Gioconda de Leonardo da Vinci, datada en el Cinquecento renacentista.

La técnica utilizada es óleo sobre una tabla de 77 x 53 cm. La composición está formada por dos planos, la Gioconda y el paisaje. La dama retratada aparece sentada en un sillón delante de un paisaje montañoso, que está inspirado en las vistas de los Alpes. Está representada en medio cuerpo enmarcada por dos columnas que hoy han desaparecido.

En el retrato destacan dos focos de atención: el rostro y las manos de la Gioconda. Presenta una forma redondeada en las manos igual que en el escote, la cara. El paisaje presenta carácter fantasmagórico, caminos zigzageantes que dan profundidad al plano. En el paisaje se utiliza la técnica del sfumato y creada por Leonardo y es una de sus grandes aportaciones a la pintura, el sfumato se utiliza para dar una impresión de profundidad en los cuadros del Renacimiento. Este efecto hace que los tonos se difuminen hasta valores más oscuros como en la Mona Lisa. También destacar el tratamiento lumínico a través del claroscuro. Leonardo trabaja cuidadosamente todos los detalles: un fino velo cubre los cabellos de la dama, el escote del vestido está decorado con bordados y las mangas brillan de forma natural. Además, como podemos observar este retrato carece de pestañas y cejas. No se sabe si se han perdido con la restauración o que Da Vinci decidió no pintarlas.

Se trata de un retrato, aunque se desconoce de quien se trata muchos dicen que es un autorretrato de Da Vinci, un hombre, y la hipótesis más afianzada es que se trata de Monna Lisa, la esposa de un rico comerciante. Monna Lisa acababa de dar a luz a su segundo hijo y era costumbre encargar un retrato para festejar la ocasión. Leonardo era muy inconstante y acabó este cuadro muchos años más tarde. Otro de los objetivos logrados por Da Vinci es la naturalidad de la obra. El brillo de sus ojos, la "transparencia" de su piel por la que parece que fluya la sangre, el esmero por el que es pintado su pelo, la manera tan detallada de tratar su rostro; un claro reflejo de lo natural. Y la involucración de su figura con el paisaje, y el juego de luces y sombras que marcan la lejanía y la proximidad del paisaje. La fama de esta pintura no se basa únicamente en la técnica empleada o en su belleza, sino en los misterios y enigmas que la rodean. Además, el robo que sufrió en 1911, las reproducciones realizadas, los enigmas como la identidad de la modelo o el secreto de su sonrisa, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del mundo, visitado por millones de personas anualmente.

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