jueves, 20 de enero de 2011

APOXIOMENO (LISIPO)

Esta imagen es el Apoxiomeno de Lisipo, pertenece al arte griego y se coloca en la segunda etapa de periodo clásico. Es el postclasicismo del s. IV.

Es una obra exenta y de bulto redondo realizada en mármol donde el escultor ha sabido arrancar de este material sus características estéticas. La zona del cabello es la más trabajada. Las texturas son pulidas consiguiendo unas calidades técnicamente muy correctas. Salvo en algunas zonas más musculadas, las formas no son muy rugosas produciéndose unas transiciones suaves entre las distintas partes de su anatomía. Así, la luz resbalara y los efectos de claroscuro no serán muy contrastados en líneas generales.

En esta obra aparecen dos aspectos importantes y originales: la relación entre la obra y el espacio en que se encuentra es nueva, la composición también empieza a serlo. Es una obra realizada para ser contemplada desde diversos ángulos o puntos de vista (estereometría). Su composición varía a medida que damos la vuelta a su alrededor.

Su rostro es de formas bellas; el cuerpo flexible y nervioso, la cabeza más pequeña y expresiva tiene una sombra en los ojos. La cabeza cobra movimiento, al inclinarse hacia la izquierda sobre un cuello torcido hacia la derecha. Sus brazos, extendidos horizontalmente ante el cuerpo, escondiendo el torso, son una proyección audaz al espacio. En conjunto proporciona a la figura una nueva capacidad de movimiento espontáneo tridimensional; igual libertad sugiere la línea diagonal de su pierna derecha. Su postura es insólita: al utilizar un forzado contraposto y al extender los brazos hacia delante, la estatua ocupa más profundidad que las predecesoras y proporciona una gran variedad de perspectivas. Su mirada fija en un punto lejano del horizonte incorpora al mármol el aire que le rodea.

Se produce un profundo cambio con el pasado escultórico al pasar del atleta triunfante o en plena acción (caso del Discóbolo) al que realiza acciones cotidianas como ocurre en este caso. También se nota que las proporciones del cuerpo se han alargado, sumando un total de ocho cabezas; así, el canon de siete cabezas establecido en el Doríforo por Policleto se estilizará en esta fase con Lisipo.

Se trata de un atleta que se quita el aceite y el polvo con el estrígilo. Es el retrato ideal de un atleta y magnate de Tesalia que había vivido en el siglo V a. C., y cuyo nombre era Agias. El original era de bronce, esta es una copia en mármol, de la época romana (así lo confirma la hoja de parra que oculta sus genitales).

Lisipo se mueve temáticamente en el ámbito de la tradición clásica: figuras humanas, erguidas y desnudas, dioses y efebos, gimnastas, tipos hercúleos que recuerdan obviamente a Policleto, aporta mayor naturalismo en las formas, aunque muy idealizadas. Recibe la influencia de de Fidias con su idealismo glorioso, de Praxíteles con su mórbida sensualidad y de Escopas con su obsesión trágica, convirtiéndose en el maestro del naturalismo, elemento básico del futuro helenismo. Como innovación ofrece el paso hacia el helenismo con la desaparición de las figuras en plano frontal.

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