miércoles, 4 de mayo de 2011

UNIDAD DE HABITACIÓN (LE CORBUSIER)

La diapositiva que voy a comentar se trata de La unidad de habitación de Le Corbusier, construida entre 1946 y 1952 en Marsella (Francia). Clasificada dentro de la arquitectura funcional o racionalista propagada desde la Bauhaus.

Charles Edouard Jeanneret, Le Corbusier, fue el Picasso de la arquitectura y la principal figura mundial de la arquitectura moderna. Esta Unité es una de sus obras más complejas y ricas de significados, en donde podemos ver gran parte de sus dos grandes periodos artísticos, así como sus ideas sobre el urbanismo y la ciudad.

Encargada por el gobierno francés como viviendas sociales tras las destrucciones de la II Guerra Mundial, Le Corbusier intenta crear en ella una verdadera ciudad autosuficiente que concentrara en vertical la población para poder planificar el espacio próximo para grandes vías de circulación y zonas verdes, separando las funciones urbanas para dar más importancia tanto a la movilidad como a la luz natural para las zonas de residencia.

El edificio proyectado para 1,600 habitantes 58 apartamentos por piso, con galerías comerciales en sus corredores interiores. Con su sistema de viviendas colectivas, Le Corbusier se opone a la desurbanización o, como él le decía, a la "manía de las casas unifamiliares". En lugar de ello, abogó por rascacielos como unidades de arquitectura urbana integradas que debían cumplir una función exactamente establecida y ocupar un lugar determinado de antemano. Si pudieran ajustarse con exactitud todos los servicios de la comunidad, se cumpliría a la vez el sueño de la ciudad-jardín, ya que a los pies de cada rascacielos quedaría el suficiente espacio para una amplia zona verde. En el interior del edificio, los 337 apartamentos se cruzan entre sí en el enorme entramado de de hormigón armado. A media altura, una zona comercial de dos plantas se extiende a lo largo de los 135m del edificio, en el que había además salas de actos, un restaurante, un lavadero y otros servicios de suministro y para la comunidad. En la cubierta de la Unité (azotea-jardín) se encuentran varias instalaciones deportivas, así como una guardería infantil y lugares de estar y ocio. La sección transversal muestra como dos apartamentos con galerías están entrelazados de tal forma que hay un pasillo central de acceso cada tres niveles, optimizando el espacio de circulación.

Las ventanas apaisadas y corridas proveen una máxima luminosidad, reservando la intimidad. La terraza-jardín: los nuevos sistemas de cubrición permiten prescindir de los tejados clásicos para crear la terraza plana verdaderamente ejemplar. El conjunto se asienta en un único bloque levantado sobre pilares exentos (los “pilotes”), lo que permite liberar todo el suelo para jardines y espacios de ocio, siendo su estructura de hormigón armado y semejante a una estantería. Sobre estos pilotes, el edificio fue concebido de manera que permita una gran permeabilidad a nivel del suelo, con el nivel de la tierra funcionando como espacio de comunicación entre el exterior y el interior, con acceso a las comunicaciones verticales.

A todo esto se añade la utilización del hormigón armado en crudo, sin tratamiento ni pintura. Por una parte es sumamente interesante el propio uso del material, que como ya he comentado, no se encubre ni pinta. Sus colores grisáceos, sus texturas, su pasividad dan una fuerte expresión a la obra y anuncian lo que el propio Le Corbusier denominará como brutalismo.

Sin embargo, la Unité va algo más allá del puro funcionalismo de la primera época de Le Corbusier, y ya está anunciando lo que será su obra madura.

De la misma manera tanto la colocación de vanos, como sus profundos balcones que juegan con el sol y la sombra (le brise-soleil) y sobre todo alguna de las estructuras de su terraza que la convierte en un verdadero paseo arquitectónico, juegan con formas masivas, elípticas, curvilíneas y en revolución que hacen recordar mucho a Gaudí.

Sus imitaciones han sido incontables en las grandes ciudades, aunque muy a menudo superficiales, como la del barrio de la Concepción en Madrid, verdadero ejemplo de antiurbanismo que habría escandalizado a Le Corbusier.



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