jueves, 20 de enero de 2011

LA PRIMAVERA (BOTTICELLI)

Esta obra, datada entre 1477 y 1478, pertenece a la primera etapa del Renacimiento, al Quattrocento y su autor es Sandro Botticelli.

La técnica usada para la realización de La Primavera es el temple sobre tabla. Esta obra destaca tanto por su gran realismo que encontramos en la figuras y en el estudio tan detallado de la anatomía, como por su naturalismo; y también es un claro ejemplo de retrato.

Los rostros de los personajes reflejan serenidad y paz sin llegar a ser tristes ni melancólicos aunque en la mayoría de las obras de Botticelli se reflejan estos sentimientos y al final de su vida acentuará más el dramatismo.

En este cuadro se representan varias figuras mitológicas. Las figuras están distribuidas de la siguiente manera: Venus, que aparece vestida a la moda de la época , está junto a las tres Gracias, que bailan a la derecha de Mercurio, que intenta tocar el cielo. En el lado izquierdo está Flora, que recoge las flores que Cloris suelta por la boca; Flora es la única que mira fijamente al observador. La ninfa Cloris es perseguida por Céfiro y en la parte superior nos encontramos con Cupido, vendado de ojos y que dirige una flecha hacia una de las Gracias; en este personaje también se aprecia la aparición de una nueva técnica: el escorzo, no está tan conseguido como en la época posterior del Cinquecento. Venus está representada en el centro y al aclararse la arboleda, tras ella crea una especie de aureola. Se cree que las tres Gracias representan la voluptuosidad, la castidad y la belleza. Mediante las distintas posiciones de las figuras se rompe la ley de frontalidad que en esta época tiende a desaparecer.

En cuanto a la profundidad la podemos apreciar tanto en el lugar donde está colocada la Venus y por el paisaje repleto de naranjos. Añadir que los grupos de figuras no están situados en el mismo plano para dar profundidad, esto se observa en los pies, unos más adelantado que otros creando espacio entre ellos; igualmente una de las Gracias se muestra de espaldas para crear también profundidad.

En esta obra predomina la luz sobre todo sobre los cuerpos de los personajes y en los claros del bosque. Los colores usados son tanto fríos como cálidos: fríos en el bosque y el cuerpo de Céfiro y cálidos en los ropajes de Mercurio y Venus.

La composición de la obra distribuye a los personajes en grupos en torno a un eje central que es Venus coronada por Cupido que lanza flechas de amor. La escena repite la estructura triangular con el grupo de las Tres Gracias y nuestra visión se nos eleva hacia arriba con las líneas que marca el brazo de Mercurio o el rostro de Clorís qie se vuelve hacia Céfiro. Se marca el movimiento, el dinamismo al situar a los personajes de esta forma.

En toda la obra Botticelli deja patente el gusto por el detallismo, presente en la reproducción de las hierbas y florecillas del suelo, en las hojas y ramas de los árboles, en el vestido de Cloris. Se observa el peso del dibujo en esta primera etapa renacentista en donde el dibujo, la línea predomina sobre la pintura

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