jueves, 4 de noviembre de 2010

PÓRTICO DE LA GLORIA


COMENTARIO:

La imagen que vamos a comentar es el Pórtico de la Gloria, se localiza en la fachada principal de la catedral de Santiago de Compostela, forma parte del nártex de la iglesia (nártex es el espacio a los pies de las iglesias paleocristianas en donde escuchaban misa aquellos que no estaban bautizados). Es un relieve realizado en granito que en algunos casos las figuras parecen de bulto redondo..

Su autor es el maestro Mateo, conocemos su nombre por una inscripción en el dintel que soporta el tímpano. Es un pórtico de estilo románico realizado por el Maestro Mateo y sus colaboradores por encargo del rey de León Fernando II, entre1168 y 1188.

Está constituido por arcos de medio punto que se corresponden con cada una de las tres naves de la iglesia, sustentados por gruesos pilares con columnas adosadas. El arco central es el mayor es el único que posee tímpano y está dividido por una columna central, el parteluz, con la figura de Santiago.

El arco central, único que presenta tímpano, está dividido en dos por el parteluz. La disposición del tímpano está basada en la descripción de Cristo que hace el evangelista San Juan en el Apocalipsis. En el centro, muestra el Pantocrátor (Dios todopoderoso), con la imagen de Cristo en Majestad, mostrando en las manos y en los pies las heridas de la crucifixión. La postura y ropaje parecen reflejar las heridas, su carácter humano, que sufre y muere. Arriba, junto al trono, dos pequeños ángeles echan incienso. Rodeando a Cristo, los Tetramorfos con las figuras de los cuatro evangelistas con sus atributos: a la izquierda, San Juan y el águila, arriba, y San Lucas con el buey, debajo; y a la derecha, San Mateo, arriba, y San Marcos y el león, abajo. Los cuatro evangelistas parecen estar escribiendo los Evangelios apoyándose en su animal simbólico pero San Mateo lo hace sobre un cofre en lugar de estar representado por un ángel.

El tímpano central se corona con una arquivolta en la que aparecen sentados los 24 ancianos del Apocalipsis, en representación de cada una de las 24 clases sacerdotales del antiguo Templo de Jerusalén, portando cada uno un instrumento musical, como preparando un concierto en honor de Dios. Dos de ellos no tocan ningún instrumento. La forma en la que el Maestro Mateo representa a Jesucristo rompe con la visión apocalíptica medieval que imperaba hasta entonces. Quiere mostrar un Dios más humano y menos justiciero y lejano, y por eso refleja a Dios con las heridas en manos y pies, y a los ancianos del Testamento parecen reír y conversar entre ellos. Da muestras de ser un románico tardío ya que se trata a los personajes de forma individualizada, sin frontalidad y rigidez propias del románico pleno, los vestidos y los gestos avanzan el Gótico.

En el parteluz hay que empezar por la descripción de la figura sedente de Santiago Apóstol, con el bastón de peregrino. En las columnas de la puerta central, así como en las dos puertas laterales, aparecen representados apóstoles, profetas y otras figuras. Todos ellos están coronados con su respectivo capitel en el que se representan diferentes animales.

En la columna de la izquierda, y comenzando por la que mira al apóstol Santiago, vemos las figuras de los profetas del Antiguo Testamento Moisés, con las Tablas de la Ley; Isaías, con el bastón; Daniel y Jeremías, con barba; todos ellos sujetan un cartel en el que está escrito su nombre. El arco de la puerta derecha representa el Juicio Final. Carece de tímpano, como el de la izquierda, eliminado quizá por orden de un obispo en alguna restauración.

El pórtico en esta catedral fue algo muy importante y destacando tanto por la leyenda explica la sonrisa en el rostro del profeta Daniel en el hecho de que ante él está una estatua de una mujer de grandes pechos. También hay quien identifica esa figura con el ángel de Reims. Este pórtico es el precedente del Gótico por las novedades introducidas: naturalismo en las figuras, el dinamismo y la expresión de las figuras (están como en conversación al girar sus rostros y sonríen), estuvo policromado como otras obras románicas ya que quedan algunos restos que lo testifican.

Maria Jose Alcaraz García,2ºA, Bch




COMENTARIO:

La estructura arquitectónica del pórtico consiste en tres plantas superpuestas: la cripta, que simboliza el mundo terrenal; el pórtico propiamente dicho, que constituía la puerta de entrada occidental a la catedral y que permaneció abierto al exterior durante la Edad Media, y en el que se representa la Jerusalén celeste; y la última planta era la tribuna, que por medio de un rosetón posibilitaba que estuviera iluminada todo el día; representa la elevación de los humano a lo divino.

El conjunto escultórico pretende ser una representación de la ciudad celeste, utilizando en la iconografía diferentes símbolos tomados del Apocalipsis de San Juan y de otros textos del Antiguo Testamento. Está constituido por arcos de medio punto que se corresponden con cada una de las tres naves de la iglesia, sustentados por gruesos pilares con columnas adosadas. El arco central es el mayor (el doble que cada uno de los laterales), es el único que posee tímpano y está dividido por una columna central, el parteluz, con la figura de Santiago.

Verticalmente, la franja inferior está formada por las basas de las columnas, decoradas con animales fantásticos; la franja media está formada por columnas que sustentan las estatuas adosadas de los apóstoles; y la superior por los arcos que coronan las tres puertas. El arco central, único que presenta tímpano, está dividido en dos por el parteluz.

La disposición del tímpano está basada en la descripción de Cristo que hace el evangelista San Juan en el Apocalipsis .En el centro, muestra el Pantocrátor (Dios todopoderoso), con la imagen de Cristo en Majestad, mostrando en las manos y en los pies las heridas de la crucifixión. La postura y ropaje parecen reflejar la realeza; las heridas, su carácter humano, que sufre y muere. Arriba, junto al trono, dos pequeños ángeles echan incienso.

Rodeando a Cristo, el Tetramorfos con las figuras de los cuatro Evangelistas con sus atributos: a la izquierda, San Juan y el águila, arriba, y San Lucas con el buey, debajo; y a la derecha, San Mateo, arriba, y San Marcos y el león, abajo. Los cuatro evangelistas parecen estar escribiendo los Evangelios apoyándose en su animal simbólico pero San Mateo lo hace sobre un cofre en lugar de utilizar el ángel que lo simboliza (se dice que por alusión a su anterior trabajo de recaudador de impuestos).

A los dos lados de los Evangelistas, tras San Marcos y San Lucas, aparecen cuatro ángeles a cada lado con los instrumentos de la Pasión de Cristo. Unos llevan, sin tocarlos directamente, la cruz y la corona de espinas (a la izquierda) y la lanza y los cuatro clavos (a la derecha), otros, la columna en que fue flagelado, la jarra con la que se lavó Poncio Pilatos, una caña con una esponja, la vara y un pergamino (en el que unos ven la sentencia de la crucifixión y otros la inscripción con el INRI de la cruz). Sobre las cabezas de estos ángeles, dos nutridos grupos de almas de los bienaventurados, 40 en total, representando a la turba celeste que nadie podía contar, en cita del Evangelio.

El tímpano central se corona con una arquivolta en la que aparecen sentados los 24 ancianos del Apocalipsis, en representación de cada una de las 24 clases sacerdotales del antiguo Templo de Jerusalén, portando cada uno un instrumento musical, como preparando un concierto en honor de Dios. Los instrumentos, una zanfoña, 14 cítaras, 4 salterios (instrumento de cuerda de forma trapezoidal) y dos arpas, fueron reconstruidos hace pocos años y se realizaron conciertos con ellos. Dos de ellos (las figuras 4 y 21, contando de izquierda a derecha) no tocan ningún instrumento, sino que sostienen una redoma (vasija de cristal usado en laboratorio para experimentos).

En los espacios que unen el arco central con los arcos laterales hay dos ángeles en cada uno, que representan al pueblo judío (el primero de la izquierda) y el pueblo de los gentiles (el primero de la derecha), y los niños simbolizan las almas que llevan hacia Dios.

La forma en la que el Maestro Mateo representa a Jesucristo rompe con la visión apocalíptica medieval que imperaba hasta entonces. Quiere mostrar un Dios más humano y menos justiciero y lejano, y por eso refleja a Dios con las heridas en manos y pies, y a los ancianos del Testamento parecen reír y conversar entre ellos.

En el parteluz hay que empezar por la descripción de la figura sedente de Santiago Apóstol, con el bastón de peregrino, como patrón de la basílica. Santiago aparece portando un pergamino en el que está escrito Misit me Dominus (Me envió el Señor). Sobre su cabeza, la columna termina con un capitel en el que se representan las tentaciones de Cristo en tres caras; en la que mira hacia el interior del templo, rezan dos ángeles arrodillados. Al pie del santo, otro capitel con las figuras de la Santísima Trinidad.

Bajo el apóstol se representa el árbol de Jesé, nombre que recibe el árbol genealógico de Jesucristo a partir de Jesé, padre del rey David. Esta es la primera vez que se representa en la Península Ibérica este tema en la iconografía religiosa. La columna reposa sobre una base en la que hay una figura con barba recostada sobre el pecho (quizá una imagen de Noé) y dos leones. Durante siglos fue costumbre que los peregrinos que llegaban a Santiago y accedían a la catedral tocaran el pie izquierdo del santo, simbolizando así el final de su camino. Otra tradición llevaba a los peregrinos a pasar la mano por entre las cavidades del árbol mientras rezaban cinco oraciones, antes de entrar en la catedral.

Al pie de esta columna central pero en la parte superior, hacia el Altar Mayor de la Catedral, está la figura arrodillada del propio Maestro Mateo, portando un cartel en el que está escrito Architectus. También con él hay una costumbre de siglos, que consiste en golpearse la cabeza contra la del escultor -tres veces-, para adquirir así parte de su sabiduría. Esta tradición, originalmente propia de los vecinos de Santiago y finalmente asumida por los peregrinos, justifica el apodo de Santo dos croques con el que se conoce popularmente a esta estatua.

Cuenta la leyenda que el arzobispo fue a visitar las obras cuando estaban próximas a terminar. Cuando el Maestro Mateo le estaba explicando el significado de las diferentes figuras, el arzobispo le preguntó por una que el maestro no había citado y que destacaba en el tímpano central.

Mateo reconoció que esa figura era él mismo, porque consideraba merecer la gloria después de la obra de arte que estaba haciendo con tanto éxito, pero el clérigo le recriminó duramente su falta de humildad.

Pasado el tiempo, Mateo llamó al arzobispo para que viese el Pórtico ya terminado y, cuando este llegó, lo primero en lo que se fijó fue en que aquella figura había desaparecido del tímpano, pero ahora había otra nueva escultura en la parte de atrás, arrodillada y sin luz. Así se quería representar el maestro Mateo ahora, humilde y arrepentido por pretender retratarse junto a Dios.

En las columnas de la puerta central, así como en las dos puertas laterales, aparecen representados apóstoles, profetas y otras figuras. Todos ellos están coronados con su respectivo capitel en el que se representan diferentes animales (aves, casi siempre con cabezas humanas y otras cabezas de animales) y motivos de hojas.

Comenzando por la columna derecha y mirando de derecha a izquierda, se ven las figuras del apóstol San Pedro, vestido de Pontífice y con las llaves del cielo en la mano; San Pablo, con un libro abierto y descalzo; Santiago el Menor, con el báculo; y San Juan, joven, con un libro y sobre una águila. Debajo de la figura de San Pablo se ven unas figuras que representan algunas escenas de su vida, en las que se quiere ver la obediencia que deben los inferiores a los superiores.

En la columna de la izquierda, y comenzando por la que mira al apóstol Santiago, vemos las figuras de los profetas del Antiguo Testamento Moisés, con las Tablas de la Ley; Isaías, con el bastón; Daniel y Jeremías, con barba; todos ellos sujetan un cartel en el que está escrito su nombre. Debajo de la figura de Isaías, aparece un joven dispuesto a golpear a un monstruo; otras fuentes ven la representación del sacrificio de Isaac.

La leyenda explica la sonrisa en el rostro del profeta Daniel en el hecho de que ante él está una estatua de una mujer de grandes pechos (la reina de Saba para unos, una emperatriz, para otros). También hay quien identifica esa figura con el ángel de Reims. Más ortodoxa es la teoría que lo explica en la alegría que tiene al anunciar la llegada del Señor.

El arco de la puerta derecha representa el Juicio Final. Carece de tímpano, como el de la izquierda, eliminado quizá por orden de un obispo en alguna restauración.

Los cuatro pilares del pórtico están sustentados sobre fuertes basamentos en los que se representan grupos de diversos animales: seis águilas, un oso, cuatro leones y dos animales indeterminados, así como tres cabezas humanas con barba. Hay quien quiere ver en estas figuras imágenes de demonios, y que simbolizan que el peso de la gloria (el pórtico en sí) aplasta al pecado. Otras fuentes le dan una interpretación apocalíptica, con guerras, hambre y muerte (representadas por las bestias), situaciones que solo se pueden salvar gracias a la inteligencia humana (las cabezas de los hombres ancianos).

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