La Mezquita de Córdoba es uno de los edificios más representativos de todo el arte musulmán. Una mezquita es el templo de la religión islámica. Las mezquitas son construcciones sencillas que cuentan con una serie de estancias representativas: un patio abierto al aire libre a la entrada; una gran sala con columnas donde los creyentes pueden orar, cuyo nombre en árabe es haram; y dos lugares que tienen un especial simbolismo para los musulmanes: uno es la pared hacia la que dirigen sus oraciones. Es la pared que se halla al fondo del haram y que siempre está orientada hacia La Meca, el lugar sagrado de la religión islámica. Esta pared se denomina muro de la kibla. El otro lugar es un pequeño nicho o hueco abierto en el medio de ese muro, se llama mihrab, y es el lugar más importante de la mezquita porque representa simbólicamente el espacio en el que pervive el espíritu de Mahoma, el profeta de la religión islámica.
La mequita de Córdoba responde a todos estos criterios y cuenta por tanto con todos esos elementos que acabamos de citar, lo que ocurre es que la belleza de su construcción y la riqueza de sus materiales constructivos la convierten en uno de sus mejores ejemplos.
La construcción de la Mezquita de Córdoba fue larga, prolongándose a lo largo de varias etapas, y siempre bajo la dirección de las máximas autoridades de Al Andalus, como llamaban ellos entonces a la Península Ibérica, bien los emires Abderramán I y Abderramán II; bien los califas Abderramán III y Al Hakam II. Los primeros tenían la máxima autoridad política del país, los segundos aún tenían más poder porque tenían la máxima autoridad política y también religiosa.
La Mezquita la comenzó Abderramán I en el S. VIII, aunque la fase más importante es la que promueve el califa Al- Hakam II en el S. X. De esta época es el muro de la kibla y el mihrab de esta mezquita, así como la última ampliación que se realiza en el Haram.
Dicho haram tiene alguna particularidad que lo hace especialmente bello. Por una parte sus columnas lisas de mármol, y por otra los arcos de su parte superior que sirven para sostener todo el entramado de columnas del haram, así como la techumbre: el de abajo es un arco de herradura, así llamado porque es más cerrado que el que ya conocemos de medio punto. El de encima es un arco de medio punto. Pero lo más vistoso es que en ambos casos las dovelas, es decir las piezas en que se divide el arco, muestran dos colores que se alternan, el blanco y el rojo, lo que los hace especialmente atractivos, siendo un caso único en todo el mundo.
En cuanto al muro de la Kibla y al mihrab de esa misma época son muy espectaculares. El arco del mihrab también es de herradura y al su alrededor se acumulan las decoraciones de todo tipo hechas con pequeñas piezas de oro y lapislázuli azul, que le otorgan un brillo y una belleza sin igual. Sobre el mihrab se construyeron pequeñas cúpulas, cuya decoración repite los mismos materiales, en otro ejemplo precioso de técnica y decoración.
Aunque lo más curioso de todo es lo que ocurre cuando los cristianos conquistan Córdoba. En todas las ciudades de Al Andalus la llegada de los cristianos suponía la destrucción de las mezquitas, que eran sustituidas por la construcción en el mismo lugar de nuevas iglesias. En Córdoba se decidió no derribar la mezquita, de tan importante y bonita que era, pero eso sí, se construyó la Catedral cristiana en medio de ella, es decir en medio del haram. De tal forma que si hoy visitamos la Mezquita de Córdoba no debemos de sorprendernos de encontrarnos de repente a mitad de visita en una iglesia cristiana, que lógicamente nada tiene que ver con la construcción musulmana.
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