La Iglesia de Santa María del Mar fue construida en Barcelona. Los arquitectos Berenguer de Montagut y Ramón Despuig se hicieron cargo de las obras. Pero, éstos fueron ayudados a construirla y sufragada por los habitantes de La Ribera, barrio en el que está situada la iglesia. La construcción se inició en 1329, y la última bóveda se cerró en el 1383.
El interior constituye un gran espacio diáfano gracias a la extraordinaria esbeltez de los elementos de sustentación y a las calculadas proporciones que relacionan todos los elementos: la anchura de la nave central dobla la de las laterales, la altura de éstas equivale a la anchura total de la iglesia, etc. Restaurada después de la guerra civil de 1936-39, la desnudez de su arquitectura hace resaltar las formas y volumenes compactos y simples de esta obra maestra. Se conserva la lápida sepulcral del condestable Pedro de Portugal. Responde al patrón de gótico mediterráneo aragonés, las catedrales son templos fortaleza, se utilizan los arcos apuntados, bóvedas de crucería, contrafuertes y arbotantes pero el claristorio se reduce de tamaño, dan un aspecto compacto, cerrado y con menos luz que otros edificios de la época; en algún momento podía servir de protección en caso de asedio.
En la Catedral de Santa María del Mar predomina la planta de cruz latina en las que se distingue: la cabecera, el crucero y las naves, de tres a cinco. La cabecera tiene girola y capillas radiales. La nave central y el crucero son más anchos y altos que las laterales.
En este edificio de arte gótico aparecen el pilar fasciculado, que tiene el fuste formado por varias columnillas delgadas, denominadas baquetones. Tiene además un sistema de contrapeso adicional, que son los arbotantes en el exterior.
Además tiene unas capillas, situadas en los laterales, que tienen varios pequeños ventanales cada una. La iluminación de la Iglesia se debe a unos óculos abiertos entre las distintas galerías de los laterales, no hay claristorio como en otras catedrales góticas.
Estos óculos se convierten en ventanales entre las columnas del presbiterio, los cuales ocupan casi todo el espacio disponible y contribuyen a reforzar el efecto de las columnas con un semicírculo de luz. Éstos contribuyen a hacer que la luz sea protagonista en el interior de la iglesia.
Las naves laterales se iluminan con ventanales que también contribuyen a iluminar la nave central. Las paredes son lisas y la simplicidad de las columnas quedan enmarcadas por las dos torres octogonales ayudan a dar ese toque místico a la construcción gótica.
Se utiliza la bóveda de crucería, que permite cubrir espacios rectangulares a mayor altura. Está formada por dos arcos, nervios, que se cruzan en la clave. El resto de la superficie se cubre con plementos.
Las vidrieras se organizan en tracerías. Cada vidriera posee un armazón de hierro y un emplomado. Es un edificio de tres naves, con deambulatorio y sin crucero. Las naves están formadas por cuatro tramos y el presbiterio consta de medio tramo y un polígono de siete lados, todo cubierto con una bóveda de crucería y coronado con magníficas llaves de bóveda. Parece que el arquitecto quiso dar la sensación de espacio, por esa razón separa bastante los pilares (15 metros entre sí), e iguala mucho las alzadas de las tres naves (1/8 menos las laterales que la central)
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